martes, 10 de mayo de 2011

Murat de Alejandro Dumas


Murat vive escondido en los alrededores de esa ciudad francesa, gracias a la caridad de algunos amigos y familiares, hasta que enterado de la derrota definitiva de Napoleón, se pone en manos de los austriacos que le conceden un salvoconducto, para unirse a su familia en este país centroeuropeo y vivir una existencia discreta.
Dumas, a partir de ahí, novela la peripecia del Duque de Berg que, ayudado por unos cuantos conocidos, embarca hacia Córcega, donde, ante su sorpresa, es recibido con agasajos por la población y, contra el consejo de los más prudentes que le instan a que haga valer los documentos que porta y se ponga baja la protección de Austria, se deja llevar por los cantos de sirena de unos cuantos veteranos allí refugiados, comenzando un periplo que le llevará a las costas italianas, con la pretensión de recuperar el reino perdido.
Dumas, viajero empedernido, hace un jugoso relato, tanto de la travesía del continente a Córcega, como de esta isla hasta Italia, con tormentas y tempestades incluidas, todo muy efectista, pero cargado de cierta épica.
Los momentos finales, ya en Italia, nada tienen que ver con lo esperado, ya que sus antiguos súbditos siempre habían añorado a los Borbones, incluso durante el breve reinado de Joaquín I y ahora, de nuevo bajo el cetro de Fernando IV (que había sido restaurado en el trono tras la derrota de Murat en Tolentino), reciben con hostilidad a la comitiva francesa. Las dificultades en la travesía habían empujado a su insignificante flota hacia las costas calabresas y, apenas pisada la arena de sus playas, fue consciente de que aquello era el principio del fin.
Aunque sabemos que Murat suplicó por su vida, todo esto lo adorna Dumas presentándonos a un hombre orgulloso que sabe llevar con dignidad su cautiverio, con muchos detalles de esos que tanto gustan a los amantes de los antiguos usos militares, con oficiales que, aunque enemigos en la batalla, se comportan como caballeros tras haber rendido su sable el oponente.
Relato corto, de fácil y entretenida lectura, con la prosa de quien tiene mucho oficio a la hora de manejar la pluma y no exento de la calidad literaria que esperamos de cualquier grande de las letras, con un retrato amable del hombre que dirigió a sangre y fuego la dura represión de los levantamientos del dos de mayo, pero también del soldado que destacó en Jena y Eylau, cuyo nombre figura en el parisino Arc de Triomphe junto al de los otros grandes mariscales de Francia.

Alojamiento cerca de la Iglesia Catedral St. John The Divine

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