Dice el autor de Los Miserables que en su obra pretende «combinar el drama con la epopeya, que sea una obra pintoresca pero a la vez poética, real pero ideal y verdadera pero grandiosa». Victor-Marie Hugo (1802-1885) es considerado como uno de los más importantes escritores románticos en lengua francesa. Fue un novelista de enorme éxito con obras como Notre-Dame de Paris y Los Miserables. Compuso poemas y como dramaturgo escribió Cromwell. Fue nombrado Par de Francia pero estuvo exiliado durante los veinte años del Segundo Imperio, dada su oposición a Napoleón III. Al instaurarse la Tercera República vuelve a Francia y se convirtió en un héroe nacional, llegando al punto de celebrarse un Funeral de Estado tras su fallecimiento. Sus restos descansan en el Panteón de París.
Esta obra vió la luz pública en 1862, en tres etapas: aparece la primera parte «Fantine», el 3 de abril, después «Cossette» el 15 de mayo y las tres últimas partes, «Marius», «El idilio de la calle Plumet» y «La epopeya de la calle Saint-Denis», el 30 de junio de ese mismo año. A su vez, las partes se dividen en libros y estos en capítulos, de pocas páginas de extensión.
El eje principal de la obra, es Jean Valjean que posteriormente se convertiría en monsieur Madeleine, llegando a ser alcalde de Montreuil-sur-Mer. En torno a él giran todos los acontecimientos de esta novela así como los personajes principales de la misma: Fantine, natural del mismo pueblo antes citado, que se fue a París a buscar trabajo, pero la expulsaron de la fábrica cuando se enteraron de que estaba embarazada de su hija; Cossette, a quien Fantine tuvo que confiar a los Thénardier para que la criasen porque ella no podía; el joven revolucionario Marius, hijo del Barón de Pontmercy, dado por muerto en la Batalla de Waterloo, el cual se enamora de Cossette, a la que pide en matrimonio y, por último, está el implacable policía Javert, fiel servidor de la justicia, que anda tras la pista de Jean Valjean y cree reconocerlo en el alcalde de Montreuil-sur-Mer.
Las personalidad de Jean Valjean va evolucionando, de ser un reo que pasó diecinueve años en prisión tras varios intentos de fuga, a ser una persona honrada que ayuda y da trabajo a sus convecinos llegando a convertirse en su alcalde. Todo este cambio se produce gracias a la intercesión del obispo Bienvenu que, en vez de denunciarle por el robo de su plata lo manda dejar libre y, más aún, le da los candelabros que no le había robado pero, al mismo tiempo le dice que «ya no pertenecéis al mal sino al bien, yo compro vuestra alma y la libro de vuestras negras ideas y de la perdición y la consagro a Dios». Este desconcierto que en él se produce no impide que tenga un incidente con el pequeño saboyano Gervais, al que le roba una moneda de cuarenta dineros pero dándose cuenta de la fechoría que había cometido intenta remediarlo, mas ya era tarde.
Esta conversión y la aparición de Cosette en su vida a la que libra de las miserias que padecía en casa de los Thénardier llevándosela consigo, son los episodios que más me gustan de esta gran novela. Aunque puede que el relato que se hace de la relación del Barón de Pontmercy y Thénardier en la batalla de Waterloo, de la que se hace una extensa narración, así como los capítulos referentes a la relación de Fantine con Tholomyès y las otras tres parejas sean los pasajes más pesados de esta obra, no por ello dejo de invitar a leerla porque en sí misma encontramos las miserias y las grandezas del ser humano.
La sociedad de esta época, cambia: emigra del campo a la ciudad, donde hay más posibilidad de encontrar trabajo. Es la época en que empieza la revolución industrial pero, al mismo tiempo, es una época de miseria, donde la gente tiene lo justo para su sustento y el que no lo tiene, como era el caso de Jean Valjean, necesita robar a los demás para dar de comer a su familia, pero la justicia no entiende de miserias y es detenido y llevado a presidio. La injusticia también la vemos en el abuso de los Thénardier por hacerle ver a Fantine que el dinero que ella le mandaba no era suficiente para cuidar de su hija Cossette y le pedían más. Sin embargo, vemos también que existe la justicia social de los ricos o de los que más tienen para repartirlo entre los pobres, como era el caso del sr. Muryel o de Madeleine. La miseria hace que todos se unan y marchen en una misma dirección y llegue su triunfo final, epopeya que sucede en las barricadas de París durante la revolución Francesa de 1789.
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